Carlos Illescas |
Poesía, es conveniente vomitar una, dos, mil veces de seguida, a fin de no dejar en el estómago residuos indeseables de alimento. Y propiciar después quién sabe qué imaginarios paraísos; si intáctiles, concretos; si precisos, comidos por el sueño en tanto llama inteligente incursa en los sentidos, orbes -digo- de permanente combustión hasta lograr de nuevo, poesía, la catarata impetuosa de otro vómito de sílabas montadas en estrofas gratas al alma y al oído. Tomado del libro La rosa bien temperada Magna Terra editores 2006 |
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