I. EL DIA
Nuevamente el día al pie de la ventana,
con sus hebras de sol,
sus nubes altas.
Otra vez las nostalgias oscilando
colgadas de las interrogantes infinitas.
Aún no llegan los caminos,
el manantial se retarda en su escondite,
las manos no lo alcanzan todavía.
El día está así,
sentado a la diestra
de los sueños carcomidos;
algunos nimbos peregrinos
rodean la inmensa soledad
y callan como plumones de ángeles enfermos.
Habría que transcurrir por el silencio,
con sonámbulos sigilos,
pasar por debajo de este día
- o de cualquiera –
devolverle el saludo a la muerte
que espera con paciencia
que vadeemos el torrente de ignominia
para alcanzar su ribera
y besarnos la frente;
hay que devolverle el saludo
y decirle que aguarde
con su calendario abierto,
que ahora hay un día de sol en la ventana
y aún no ha caído la última gota
del tiempo que repleta la esperanza.
II. A MITAD DE LA LUZ
A mitad de la luz me detengo,
un signo de interrogación en cada flanco;
suspenso en la angustia
que busca inútilmente la palabra,
el motivo ,la razón,
la semilla original
y el bocado de eternidad
en que un dios desconocido
nos tragará , borracho
o rencoroso,
envidiando la soledad de nuestra ruta
o con piedad por nuestras alegrías…
Aquí, de pie frente al vacío,
a mitad de la luz
y con una interrogante en cada flaco ,
la espera se escure
por túneles futuros
que desembocan nesesariamente
en el pasado.
Los vocablos se preludian
en su tesitura finita e inperfecta;
al repasar los mútiples registros
se quema el tacto en su impotencia absurda
y no se alcanza
la palabra ausente.
¡Ah! si tornaran los viejos ademanes,
y pudiésemos entrar sin permiso
en los ensueños;
volver a beber
con mis querubes recién resucitados,
el agua de las horas verdaderas
a mitad de la sombra
en tus pestañas.
III. ESPERANZA
El tren volará a las doce,
a las once, a las diez, a las nueve…
el nombre del propio terrorista,
con su investidura atómica en el pecho,
andará descalzo por los siglos
equilibrando en el filo infinito
de la perpetua muerte nuclear.
Dios vomitara infernales insultos
y el tren volará a las doce,
a las once, a las diez, a las nueve…
el cero cóncavo y absurdo
lo envolverá todo
en el abrazo sin fondo de la nada,
¿y ese niño que sonríe
dialogando con la luz?
Y la muchacha que guarda
siete lunas de espera palpitante
en el vientre que se curva
hacia el futuro?;
y los adolencentes que escondieron su beso
en el murmullo de la fuente?;
y el olor de los huertos encendidos;
la vitalidad incontenible
que hierve en la entraña de la selva?;
la ciudad ajustando sus relojes
al movimiendo incesante de la vida;
las ruedas del trabajo colectivo
que transforman el esfuerzo en bienestar
y en alimento.
Con permiso, sombríos augurios ,
que el insulto a lo humano
se haga añicos;
que de par en par
se abran los vientos;
allá en el horizonte ,
donde el esperma primordial
crea el mañana
despunta la esperanza del futuro.
El tren en el que viaja toda la especie
volará a las doce, a las once, a las diez…
alado de razón ,ciencia y justicia,
burlará la soberbia y la ingnominia
y se alzará hasta la paz
en un viaje solar sin retroceso.
Los poemas fueron tomados del libro Ciudad Ausente, editado por Editorial Praxis en México D.F.
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