José Luis Villatoro Ayer pasó Dios por mi puerta -y me miró a los ojos (nunca lo había visto de aquel modo inquisitivo) Hizo que repitiera el nombre que llevo entre los labios -Era tu nombre amor -Vida -y se puso alegre -y me tocó la frente con sus dedos nudosos. CASA DONDE VIVO En todos los cielos te encuentro -y en el agua te veo en los caminos y en la lluvia -en la hoja que cae y en el vapor que se levanta -en la nube que se va deshilando sobre la montaña -en la hierba -en la corteza de algún árbol todo lo que dije antes lo dije por ti -y lo que diré desde ahora lo diré por ti verte de nuevo no es reencontrarte -es cerrar el círculo de angustia para romperlo en todos los pedazos -tu nombre es todo lo que miro y todo lo que siento si pudiera tocarte como en la última distancia -palparía mi propia piel mis palabras y mis ideas y si volviera al lugar donde te conocí -llegaría a la casa donde vivo y a la tierra donde he de quedarme. EXORCISMO En los ojos llevas un pez muerto -un pez nocturno- y un pájaro disecado. Ha de ser por miedo -el miedo a la libertad de expresión que padecen los analfabetos. Pero ayer te exorcisaron y te dieron permiso para otros menesteres -gracias señores buhoneros de la verdad- así que ahora llevas con entera libertad tu pez y tu pájaro entre los ojos -ya eres salvo. LA PALABRA IMPOSIBLE Cuando uno muere -pueden morir dos o más- pienso que la última imposible palabra queda prendida entre los dientes. Al cabo de los días se descompone y se licúa -la palabra- y discurriendo por la tierra se convierte en savia y luego en hoja o flor Y eso es lo que me gusta: hoja o flor. EL ENCANTO DE LA CLASE MEDIA La clase media se para en la esquina con sus pancartas fetiches y pudores. Propongo que le subamos el voltaje a los ojos de los cuervos -cada uno queme su efigie en el altar familiar del día lunes-. La clase media tiene blancos los ojos y sólo mira desde el ojo de la llave -sus trapos limpios, lavados en casa, y sus zapatos brillantes son sus melancólicas señales. No veo que se escape de tan amaestrada -para ella inventaron los perritos pequineses, la inflación y la paternidad responsable. CUANDO VENGAS Entras. Te sientas. Cruzas las piernas. Y los ojos se me caen como moneditas falsas, tintineando. La próxima vez que vengas me quedaré en la puerta, estático, viendo el sol que se desliza por la calle, mientras tú te sientas, cruzas las piernas y lanzas tus dardos a vibrar sobre mis ojos. VOLVER Volveré a mi tierra. Volveré. Pondré mi frente entre sus manos. El calor del surco entrará en mis ojos hasta el alma. No rehusaré su calle ni su puerta. No rogaré que me ame, porque su corazón me ha esperado por años y nieblas. Siempreviva No soy su hijo pródigo ni tengo de qué arrepentirme. Es mi pueblo y yo soy su estambre, su recuerdo que regresa, su pequeña hoja voladora, su mata de salvia en la calleja. Pondré junto a sus sienes un árbol de canciones he de vivir para este acatamiento que venero en la distancia. |
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